jueves, 23 de diciembre de 2010

CULTURA, ÉTICA Y EDUCACIÓN: Elementos claves para el desarrollo individual y organizacional

Mucho, pero no todo, se ha dicho en torno a la cultura, la ética y la educación desde la aparición misma de los términos, y su impacto en el Individuo y la Organización. Su conocimiento y evolución ha significado un compromiso perenne entre el hombre y su entrono. Sin cultura no hay ética; sin esta no hay educación, podría decirse. Pero la idea no resulta tan simple cuando los términos aparecen y desaparecen de acuerdo a conveniencias, por ejemplo….De lo contrario se puede deducir que es necesario profundizar en el conocimiento de cada uno de los elementos para fortalecer la organización. La cultura es fundamental, y  desarrollar una cultura – ética – educativa sería el punto de partida. Hay que educar en la cultura para Ser y Hacer Organización. Si la ética responde a la esencia de los principios; la educación, entonces debería hacer permanente principios como la solidaridad, el respeto, la armonía…y transformarlos en valores intrínsecos que trasciendan individual y colectivamente. Así se hace el hombre y la mujer. Así nace la competencia que es progreso y bienestar. Por más que se quiera negar el aprendizaje para alcanzar el conocimiento de esos tres elementos (cultura, ética, educación), al considerarlo innatos, es necesario acercarlos al proceso donde los tres interactúen en función de un individuo y una sociedad en permanente evolución o transformación, desde sus necesidades presentes y aspiraciones futuras. Una Organización que desarrolle a plenitud estos tres elementos es una organización exitosa. Ese debe ser norte de todas las instituciones, independientemente de su rol dentro de la sociedad. Para lograr que estos tres sectores, aparentemente distintos, se encuentren es menester educar al individuo hasta transformarlo en un ser proactivo, reforzando aquello que es positivo en lo cultural, en lo ético y en lo educativo,  para contrarrestar la influencia de factores exógenos y/o endógenos presente en la mayoría de los individuos y las instituciones, que afectan su aporte al progreso personal y colectivo, como la falta al trabajo, el incumplimiento de horarios, tareas mal realizadas... Para lo cual, la motivación, el estimulo y la actitud positiva constituyen elementos perentorios que trascienden a la Institución, y ayudan a crear un individuo y una organización competente y competitiva (o), según el caso, entendiendo esto como la capacidad que debe tener el individuo y la Institución de hacer las cosas bien, a partir de lo cultural, lo ético y lo educativo, para competir con éxito de acuerdo a su misión y visión. El resultado sería, sin duda, un Individuo Exitoso y una Organización Inteligente que aprovechan en sí mismos sus ventajas comparativas y las hacen competitivas.