sábado, 28 de abril de 2012

La Universidad: un reflejo de la sociedad


La universidad, símbolo  tradicional de esperanza para los pueblos, es un reflejo de la sociedad que conforme ha pasado el tiempo, se olvidó de transformarse en la búsqueda de la respuesta efectiva y eficaz que exige el entorno. Hablar de la máxima casa de estudios es resaltar el epicentro del conocimiento; pero tal cosa está muy lejos de ser cierta si observamos la cultura académica de un conglomerado de personas que esperan y han esperado mucho más de la universidad. La realidad necesita ser transformada desde la universidad, pero si esta no se convierte en protagonista del progreso, las respuestas a las múltiples necesidades que pasan por ser profundas, pero sobre todo crisis del conocimiento, estarán cada vez más lejos de materializarse.
La nueva  universidad debe responder a las necesidades de la sociedad o mejor transformarse pues como dijo Jesús - el maestro de Nazareth - no se puede echar vino nuevo en odre viejo, en clara alusión a que no puede seguir impartiendo los mismos pensum de estudio, las mismas carreras de pregrado y postgrado so pena de desaparecer como alma mater; o dar paso a otra tipo de propuesta más ajustada a los tiempos modernos, donde el conocimiento es más universal y más complejo cada día.
Una Universidad revestida de lo nuevo, rodeada de cambios sociales, no puede hacer otra cosa que transformarse y enrumbarse hacia los retos del milenio como alternativa para la sociedad.

Cultura y comunidad




Cultura y comunidad


La cultura es la manera como un pueblo se representa a sí mismo y a su comunidad en un momento y espacio determinado, es por tanto un elemento humano de trascendencia universal; por ella nos comunicamos y diferenciamos. De allí la necesidad, urgente de reconocernos y aceptarnos en nuestras diferencias, primero comprendiendo  la  importancia y destacando su rol en la sociedad de la cual formamos parte. Apreciar lo que tenemos como cultura sin mirar más allá de nuestras fronteras, nos permite valorar críticamente cuanto es creado por nuestro pueblo, dejando claro la influencia que pueda tener los distintos procesos como la aculturación que implica la recepción y asimilación de elementos culturales de un grupo humano por parte de otro; y la transculturación, un fenómeno que ocurre cuando un grupo social recibe y adopta las formas culturales que provienen de otro grupo. En ambos casos, la comunidad termina sustituyendo en mayor o en menor medida sus propias prácticas culturales. Al final, prevalecerá la cultura que esté más enraizada en su comunidad. Lo demás está en el conocimiento que sobre la materia “cultura”, tengan quienes la organizan y masifican para garantizar su supervivencia en el tiempo: el gobierno, los hacedores y promotores de cultura o animadores culturales y las instituciones culturales.