La verdadera locura
Cierto
día se le preguntó a Jesús de Nazareth qué es la verdad, el mártir permaneció
en silencio, callado; esto molestó a su interlocutor quien simplemente lo
observó. La respuesta aparece antes de ese interrogatorio cuando el líder judío
expresa que él es el camino, la verdad y la vida. En estos momentos de
revolución y contrarrevolución, la verdad continúa siendo una palabra que
resuena, una pregunta sin respuesta, o mejor con muchas respuestas. El gobierno
- como ejemplo - no tuvo otra que poner la otra mejilla, como dice la Palabra,
y sentarse a dialogar con quienes lo han fustigado; a la oposición – o mejor
algunos de ellos -, defender su postura, sin que la razón (verdad) que les ha
motivado a las guarimbas salga a la luz: tumbar el gobierno. El periodista Vladimir
Villegas presente en la Conferencia por la Paz dijo que la verdad era
poliédrica, no sé si porque dice tenerla o estar en poder de tanta gente que se
cree su dueño, o porque tiene tantas aristas que resulta difícil conocerla,
entenderla; otro, que existían muchas verdades; podemos definirla entonces como:
compleja, aseveró Leopoldo Pucci. Si es así, la verdad como única no existe, lo
que percibimos es un ápice de su realidad
que nos envuelve, desde nuestro propio punto de vista, nuestro criterio; pero
que jamás entenderemos y aprehenderemos en su totalidad. Será que estamos ante
muchas verdades, no: ante muchas formas de ver la verdad, tal vez; pero que en
ningún momento deja de ser una y única. En el actual contexto, vamos a
simplificarla en dos: la huelga no es estudiantil sino que se trata de un golpe
de estado suave, lento, blando; o como se le quiera llamar, como bien lo dejó
claro el camarada Aristóbulo; la guerra económica porque si no como se explica
que hasta hace unos meses no faltaba sino uno o dos rubros, luego fueron
aumentando otros hasta pretender llevarnos a una escases generalizada; las
manifestaciones jamás fueron ni son pacificas porque sencillamente ese no es el
objetivo; la otra, es muy simple: la salida de Maduro y la intervención de
estados Unidos, ordenada por los líderes de la ultraderecha, y repetida una y otra vez por la burguesía -
representada los disfrazados de corderitos de la derecha -, en las calles, y como
dice la norma, a confesión de partes, relevo de pruebas, camuflajeada con otras
acusaciones en contra del gobierno como
el no respeto a la constitución, el desabastecimiento, la crisis
económica, la represión. Acusaciones de las que el gobierno ha defendido en
forma categórica, por el gobernador de Anzoátegui y el Alcalde Héctor
Rodríguez; acto que de no hacerse podría traducirse en una victoria de quienes
nos adversan. Pero ese no es el problema, el asunto es que a cada acto de
desestabilización le sigue el diálogo, el vamos a resolver la situación, y
surgen ideas como las expresadas por el Presidente Nicolás: la comisión de la verdad;
me preguntó para qué Camaradas, si la única verdad es la de la justicia, creada
para justamente aclarar, determinar que si existe una verdad incuestionable,
universal; que deja claro la razón como elemento fundamental en el litigio. Y el
estado venezolano cuenta con un marco jurídico mejor que el de cualquier país,
para fallar a favor de uno u otro, según se considere en el contexto legal. Pareciera
un juego de palabras, pero no es algo más: un laberinto político del que tendrá
mucho cuidado, espero, nuestro presidente. Con el enemigo no se dialoga, se le
combate, dijo el Comandante Supremo. Si esa llamada comisión de la verdad no
funciona, entonces estamos ante una situación que lejos de resolver el
conflicto nos puede llevar al debilitamiento de la revolución, y con ello la
caída del pueblo que, aunque muchos no lo crean ni lo digo con sentido
peyorativo, está en el poder, si no vean como los cerros no han bajado, las
personas hacen su cola porque saben que el socialismo bolivariano les ha y dado
y está dando respuesta a la situación de una de las primeras verdades que jamás
reconocerá el enemigo. La iglesia católica tiene su verdad que en nada favorece
al pueblo como jamás lo ha sido, es un postura de servidumbre ante la clase
burguesa porque recordemos que sus instituciones viven de la dádiva de los
ricos; las demás religiones quieren participar pero no involucrarse, eso es
bonito porque así voy vengo hablo, saludo, doy discursos preñado de palabras
bonitas, hablo del amor, de la paz, pero en el fondo nada, quisiera verlos
desplegados donde todavía están los sediciosos
obstaculizando el libre tránsito, hablando con ellos para hacerles de la
verdad y hacerles entrar en razón con el poder que da el espíritu santo si es que
de verdad mora en ellos y ellas como líderes religiosos; el factor económico
defiende su postura capitalista y busca como siempre sacar partido y debilitar
el gobierno para que la economía quede en sus manos y continuar explotando al
pueblo, no al rico, menos al burgués; los partidos políticos han comenzado enviado
a sus delegados, por cierto a quienes cuando se le pide hablar con la verdad,
se defienden con el discurso, desvían la cuestión y se escapan sigilosamente; ahora
no les queda otra que rogarles a los capos de la política partidista para que
vayan como si se tratara de los más importantes, lo cual deja claro que o quien
está detrás de todo eso; las exigencias rayan en lo ridículo, pues exigen lo
que un gobierno legítimo y democrático como el nuestro jamás debe aceptar ni
permitir porque está en juego la permanencia de la Revolución: libertad para
los responsables del golpe de 2002 y del actual movimiento insurreccional que
sacude al país, entre otras. El otro sector, o mejor la otra verdad: el
estudiantil, sabe que ha perdido en su búsqueda de salir de este gobierno, y ya
dijeron que se reunirían con El Líder Presidente Obrero, en la nunciatura, ¿por
qué será?, es curioso que siempre la iglesia se ofrezca a ayudar en la
solución. Tamaña falacia como diría aquel triste celebre presidente alguna vez.
El gobierno no tiene por qué estar buscando verdades como si se sintiera
culpable de sus acciones; la verdad está, insisto en la ley; aplique la ley y
punto; para que se acabe el fascismo y ese poliedro de verdades envueltas en
esos discursos de los que ya la gente, incluyendo la nuestra, la chavista, está
cansada, porque quiere acciones: que acabe la forma de protestar como lo han
hecho los delincuentes “pacíficos”, continuar resolviendo el problema del desabastecimiento,
la inseguridad… Si es así esa verdad dejará de ser acomodaticia o como lo he titulado
una verdadera locura que es
necesario combatir para bajar los niveles de angustia entre nuestros
compatriotas, y alcanzar, de esta manera, la paz y la convivencia entre quienes
habitamos en la Patria, libre y soberana de Simón Bolívar y Hugo Chávez.
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