sábado, 13 de agosto de 2011

El hombre de la calle, el científico y el alumno ¿Un solo constructivismo o tres?


 El conocimiento es un proceso que se construye desde el entorno. Existe tres tipos de procesos constructivos del conocimiento: cotidiano, escolar y científico; pero a este se le suma uno llamado conocimiento diferencial que busca explicar la aparente continuidad entre ellos. Fenómenos, procedimientos y creencias constituyen los elementos sobre los cuales se fundamenta su existencia. Los tres presentan diferencias epistemológicas que hacen imposible marcar una clara continuidad entre ellos. El hombre de la calle crea sus propias teorías llamadas teorías implícitas; es decir se vale de sus creencias para construir su propio conocimiento.
Pero cuando es creada la escuela “La tarea del alumno es desterrar o tratar de sustituir un conocimiento cotidiano previo, alternativo o erróneo y dejar actuar el aprendiz de científico que lleva dentro” (Rodrigo, p. 1) para construir el conocimiento científico. Esta premisa  no es cierta por cuanto el alumno sigue perteneciendo a un entorno distinto al de la escuela y al del científico; que lo hace diferente por su manera de actuar en los tres escenarios del conocimiento.
Para dar respuesta a ello surge el constructivismo diferencial, como dijimos, que plantea el enfoque epistemológico y el escenario donde se produce el conocimiento; plantea las siguientes interrogantes: qué mundo construye, para qué se construye, cuál es el criterio de validación, cómo se construye. Como respuesta a la primera pregunta, surge la construcción de lo particular a lo general (Método inductivo); en la segunda, se observa el distanciamiento entre conocimiento y teoría; en la tercera,  se pone de manifiesto que el conocimiento es la base del conocimiento cotidiano es la toma de decisiones, por ejemplo. Mientras que el científico tiene como elemento significativo el razonamiento para comprobar sus teorías y con ello fortalecer la toma de decisiones.
En esta misma construcción unitaria, el conocimiento escolar supone un cambio del conocimiento cotidiano al científico, por sustitución por ejemplo; pero el conocimiento cotidiano es resistente al cambio por su carácter implícito. Su función entonces es adaptativa; no busca poner a prueba la verdad; mantiene el equilibrio respecto al cambio y estabilidad del conocimiento.
El alumno construye su propio conocimiento cotidiano, pero no cuenta con suficientes herramientas para hacer lo propio con el conocimiento escolar. Y ese proceso de hombre de la calle a hombre científico se hace difícil de lograr. De allí la dificultad de imponer el conocimiento como uno y no tres, aún cuando se trate del mismo individuo en distintas situaciones.

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