domingo, 5 de febrero de 2012

El Maestro Interior

Hoy quiero conmemorar el día del maestro, esta vez, no para hacer una semblanza de grandes maestros de la historia quienes han sido y serán ejemplo para la sociedad, sino para recordar al maestro interior y sus virtudes, y por qué es tan difícil decir: ¡soy maestro o maestra o aquel o aquella es...! La verdad, para el mundo exterior, es importante el maestro; para el mundo interior es fundamental. En el primero, si no existiera igual estaríamos en camino y en evolución hacia cosas y grandiosas; pero, en el segundo, me pregunto, ¿han incluido esas cosas al hombre en su interior? Maestros siempre existieron y existirán a lo largo de la historia. Hoy día en cientos de universidades e institutos se forman los del futuro,  y el colectivo humano se sostiene sobre todo con quienes pensaron y obraron en el pasado. El reto para las nuevas generaciones, por tanto, es interesante. El mundo marcha - en países como el nuestro - hacia el comunitarismo, y las comunas representan su máxima expresión; en otros, en cambio, lo societario es el valor imperante. Pero en todos, lo fundamental es quien transmita esas ideas para que se construya una sociedad o comunidad de acuerdo a sus preceptos. Por eso es necesario el maestro. Nada más lo justifica que el hecho de vivir en un mundo que se transforma cada día en medio de una marcada complejidad que lo hace distinto cada amanecer. Pero en realidad el mundo necesita es del maestro interior; ese que debe ir por la vida haciéndose preguntas primero que nada de él, antes que creer que lo sabe todo. Parte de su obligación es ajustarse a estos tiempos, asumir la responsabilidad y el papel que la historia ha puesto en sus manos. Nada fácil si no se asume el rol como corresponde, cambiando el mismo, descubriéndose el mismo, ¿cómo podrá asumir conducir el de los demás? apartando filosofías, supersticiones o simples creencias, que, de paso, impiden una visión general de las cosas. Esta actitud se observa en muchos que hacen carrera docente o de maestro. Todavía no han entendido lo que deben hacer, siguen dictando cátedra como en el siglo pasado, sus miedos han aumentado, han dejado de soñar, de creer, de pensar, de actuar y, por tanto, de decidir el destino de la humanidad.  De allí la importancia de recordar el día, para recordar que necesitamos del maestro trasformador, conductor, guía; dueño del tiempo, capaz leer el futuro desde su entorno, que se adelante a él, que busque la menara de evitar lo que es inevitable para el común de las personas; el  predicador con su ejemplo, pero sobre todo con su palabra; el político. Vaya tarea la del amo del saber si no cambia su guión y se convierte en liberador del conocimiento y, sobre todo,  del ser humano. Es el único que puede hacer posible otra educación, otra forma de ver al vida, otra persona en el  otro mundo el posible - el real -  el que necesitamos para ser mejor cada día y que se nos recuerde como docente - maestro no sólo por quien han sido nuestros compañeros de aula sino por un mundo cada día más susceptible a los cambios y las transformaciones sobre todo a la evolución, a la trascendencia del ser humano. Si eres docente, profesor, maestro o maestra o desempeñas el papel, considere esta posibilidad: ser maestro hoy es descubrir el  maestro interior.

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