viernes, 17 de septiembre de 2010

¡QUE LADREN LOS PERROS!

En todo proceso revolucionario, el liderazgo es la piedra angular. Hay protagonistas, claro está, pero ninguno es tan necesario como la persona que asume el estandarte de las ideas, de la lucha. No hay pueblo sin República, no hay Patria, sin Ideología, no hay Revolución sin Líder. En nuestra revolución, no cabe la menor duda, el Líder es El Comandante Presidente Hugo Chávez. Nuestro presidente es personalidad internacional; su influencia es universal; su prédica incansable sobrepasa las fronteras, para latirle en la cueva al imperio y sus lacayos ¡Y de que manera! Basta observar las giras que realiza por los distintos países, para que ver como se expresa de manera franca sobre diversos temas sin el más mínimo temor. Esto ocurre porque nuestras realidades son las mismas como los problemas; pero, sobre todo, como los sueños. ¡Por eso ladran los perros! El Líder es capaz, como ninguno, de manejar el discurso con la fuerza del enfrentamiento cuando de batalla se trata; para luego, transformar esa palabra avasalladora en arma liberadora, que invita al pueblo a trabajar a su lado por la Patria. Esto es una lección para la opiosición.  ¡Ojo! No hablo de quienes en forma seria no creen en el proyecto; a ellos y ellas mi respeto. El Líder se hace político en la práxis revolucionaria, he aquí su gran virtud y su mejor ejemplo; busca de manera inteligente a los mejores maestros: Simón Bolívar, José Martí, Ezequiel Zamora, Simón Rodríguez, entre otros; logra la cooperación de gobiernos que antes eran desconocidos en la esfera política venezolana; supera las duras pruebas que Dios pone en su camino; utiliza el verbo y la metáfora para conquistar los corazones de los pueblos. Porque cuando de libertar se trata, hay que seguir el ejemplo de nuestros Padres Libertadores: Bolívar y Jesús. La opiosición nunca se imaginó que su ruego porque llegara alguien con guáramo para atacar el latifundio, los monopolios, combatir en el campo de las ideas, se haría realidad. Recordemos que adecos, copeyanos, masistas, entre otros, votaron por el Líder; pero cuando vieron que sus deseos se cumplirían, se acobardaron y huyeron. ¿Saben por qué? porque su corazón y su alma siguen viviendo en la IV República. Los y las que se quedaron con el proceso son valientes; ellos y ellas tomaron la cruz de la república se negaron a sí mismos – como dice Jesús - y siguieron el camino de la revolución cristiana socialista bolivariana; asumieron el compromiso de trabajar por la patria; su pasado está olvidado y perdonado porque como dijo Cristo: “volvieron a nacer”. Con la llegada de Chávez, quedó al descubierto, más que nunca: los gobiernos de la IV República eran títeres del Imperio. El Líder, como le escuché  una vez de un copeyano: le abrió los ojos al pueblo; no a los oligarcas y vende patria – aclaro- PORQUE ELLOS NO TIENEN OJOS, y si no recordemos a uno de los prófugos quien dijo “El que tenga oídos que vea”. Por su puesto, al no seguir la corriente del costumbrismo político, para El Líder Chávez  avanzar en el proceso integrador bolivariano de América es un reto del que sale airoso en cada combate; aunque muerda el polvo de la afrenta, se levanta y retoma el vuelo libertario. Según las y los opiositores, siembra odio, cuando en realidad lo que siembra es Patria.  Cada paso que da el Líder es una daga que se clava en el costado opiositor, y el dolor es signo de cuanto les duelen las derrotas que les propina, o de cuán arrepentidos están de no haber seguido a quien irradia la llamarada de combate, la fuerza del verbo, el poder del convencimiento, la voluntad de la razón, la credibilidad del trabajo. Talentos que no poseen quienes han querido separarlo del poder. Chávez es el hombre del momento, de la actualidad; lo que dice y hace es noticia; es una celebridad; un político que resuelve; una realidad que supera el fenómeno político; decidido en sus puntos de vista; que se nutre cada madrugada del conocimiento universal del que ya venía envestido, pues siempre estuvo claro de cuál debía ser su futuro y cómo alcanzarlo. La opiosición tendrá que esperar por el fin de Chávez quien esta lejos de salir con marchas así sean internacionales; eso lo que hace es proyectarlo más en su búsqueda por ayudar a construir un mundo justo para todos. Por eso compatriotas recordemos al caballero de la Mancha… ¡Vamos Sancho, dejad que sigan ladrando los perros; eso significa que andamos por buen camino!

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